miércoles, 21 de julio de 2010

Dicen que la queja... aleja Las protestas continuas suelen reflejar insatisfacción y resentimiento


A mi en lo personal, la gente ke se keja pero ke no presenta y participa activamente en soluciones, me molesta, ya ke en todo caso, si no se es parte de la solucion, realmente se es parte del problema, no???

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La queja

Por: Adriana Balaguer, el 08 de julio de 2010, 07:00 AM


No es que no haya hombres quejosos, es que las mujeres hemos convertido la queja en un hábito. Cuando nos concentramos en lo malo de algo, además queremos que sea evidente para todo el mundo. Y lo peor es que lo hacemos esperando que nos libere del sufrimiento, ¡y eso nunca pasa!

Nos quejamos si no tenemos nada para hacer (“Es que me aburro”); nos quejamos cuando estamos muy atareadas (“Estoy estresada”). Nos quejamos si nadie nos ayuda (“Nadie hace nada en esta casa”), y si colaboran nos quejamos de que no hagan las cosas como las haríamos nosotras (“Dejame que así no es”).

La psicología moderna dice que esta manifestación de la insatisfacción femenina tiene una única causa: necesitamos sentirnos necesarias, útiles, y por eso acaparamos todo, concentramos responsabilidades, información…Y después, claro, estamos cansadas y nos quejamos. Por eso, dicen los especialistas, solo se trata de aprender a soltar lo que nos hace mal, solo se trata de no retener (personas, palabras, tareas, cartas, ropa, comida….).

La queja unisex suele venir asociada al resentimiento. En general, quien vive quejándose siente que nunca recibe lo que merece, lo que le corresponde. Y de ahí su malestar. Además, más allá de nuestra expectativa, cuando nos quejamos esperando una respuesta positiva del otro, lo que solemos generar es más rechazo.

¿Sabían que los chismes y las críticas también son quejas, pero sobre los defectos que tienen los demás?

Frente a esta sensación tan íntima, de la que es víctima principal quien la experimenta, ¿qué se puede hacer? ¿Podemos escapar del espiral quejoso? ¿Hay chances de eliminar de nuestro vocabulario el “si, pero…”? Aquí van tres ideas que nos permitirán escaparnos por un rato de nuestro yo quejoso y ser relajarnos poco más:

- Tratemos de pasar primero una mañana, después una tarde y luego todo un día sin quejarnos del tránsito, del tiempo, del trabajo, de los quehaceres hogareños. Veremos que más allá de sentirnos a punto de estallar como una bomba de tiempo, estaremos más relajados, más livianos.

- Evitemos rodearnos de personas quejosas, o por lo menos de ponerles el oído. La queja se retroalimenta en la queja. Si la evitamos, tendremos menos chances de generarla.

- Intentemos reírnos más de nosotros mismos. De los problemas, de los defectos propios y ajenos…Satirizar lo que nos pasa es una forma de hablarlo sin convertirlo en una tragedia.


¿Sos de quejarte? ¿De qué cosas?

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